Ni chicha ni limoná...


                                                 Cuando la identidad depende de la ocasión.

Todas las personas se caracterizan por algo en particular, desde sus etapas como escolares hasta en su vejez. Porque es lógico identificarse con algún tema en  específico e ir construyendo una identidad propia, no obstante, en varias ocasiones se pretende representar realidades contrarias y falsificar aquella identidad, por diversos motivos se puede llegar a ese contexto lo cierto es que  el aparentar la identidad es una realidad.
¿Para qué fingir?, en innumerables situaciones se procura aparentar una identidad para adquirir una aceptación de demás personas, por aquél motivo  que  tergiversan  y pasan a llevar sus propios ideales que traen como consecuencias el falsear su  propia identidad, es decir, le son infieles a sus principios.

"Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre."Platón.

El fingir una  identidad puede ser por lograr ese tan añorado estatus social, pero ojo que sólo social, ya que aparentar ser un buen lector da lo mismo total importa más simular ser ABC1.
Cuántas veces no hemos visto a múltiples señoras intentando ser ABC1, negando absolutamente su estrato social  pero ella quiere ser como las demás y buscan la identidad en otros lugares, ya que comprar unos spaghetti  en el Jumbo no es lo mismos que conseguir unos simples fideos marca Acuenta en el Líder, pequeños detalles los cuales reflejan la poca identidad de algunas personas y como intentan aparentar ser lo que no son.
Ser extranjero también es un inmenso factor para suponer lo que no son,  hablar como argentino es lo máximo, utilizar modismos de otros países igual e ir de Shopping es fenomenal. Evidentemente están renegando la identidad de su país y aspiran adoptar identificaciones de otros países, porque decir que “se armó un quilombo de aquechos” es mucho más estético que decir “quedó la embarrada”.

Falsear la identidad por estatus es de un selecto grupo de la sociedad, pero sin lugar a dudas el aparentar una identidad  por la razón más común es por aceptación, hacer lo que sea por conseguir la venia del otro.
Por intentar simular una identidad se llega a la mitomanía extrema, la cual ostenta ser graciosa pero penosa, inventan un mundo de fantasías que perfectamente conseguirían ser parte de una película del maravillo mundo de Disney, porque hay cada personaje que inventa e inventa escenarios que ni en sus mejores sueños lo realizarían, sin embargo, emplean este recurso  sólo por lograr una aprobación.
Negar es otra gran técnica para conseguir la aceptación, claro ya que dependiendo del espacio en que se relaciona irá con las ideas que predominen en el grupo, todo un camaleón, un día estará a favor del lucro en la educación y al otro día manifestará todo su descontento con las privatizaciones que acontece la salud de Chile y así vivirá dándose volteretas por la vida y cambiándose la chaqueta, como cantaba Víctor Jara no es “Ni chicha ni limoná”.

¿Todo por caer bien?, al parecer esa es la consigna de algunas personas, mentir a cambio de una admisión a un grupo, entonces sigamos falsificando identidades, a estas alturas no sé qué es más terrible, falsificar documentos o falsificar su propia identidad.

Otro serio problema que se da es lo sumiso que pueden llegar a resultar algunos seres humanos, ya que se dejan influenciar por una o más personas y así adoptan identidades que no les corresponden. O quieren ser como el profesor, como el hermano mayor, como el mejor amigo o como el primo.
Sin embargo, el inconveniente más serio es cuando  jóvenes y niños (por lo general) desean ser como la figura que está en la palestra en la televisión, buscar una identidad en otra persona sólo por el motivo de ser famosa es gravísimo, lo cual enuncia una cruda realidad que se vive en Chile. Por ejemplo, en los últimos años la televisión chilena nos ha ofrecidos docurealitys en exuberancia y sus personajes evidentemente dejan mucho que desear en el ámbito cultural y ahí están grandes cantidades de niños que desean ser como ellos.

Mientras algunos se someten a buscar su identidad en otras personas, otros quieren ser calcados como el personaje de moda en la televisión, otras quieren aparentar una identidad por estatus social y otros por el hecho de ser aceptados en diversos grupos de la sociedad.
Mirarse al espejo y no saber quién es debe ser horroroso, a uno le entregan un capital cultural desde pequeño por parte de la familia pero tarde o temprano  eso se acabará  al pasar lo años y la identidad al fin y al cabo es uno  quien será el  encargado de hallar y eso debiese ser lo ideal. Cuando la identidad en una persona es clara y no se anda avergonzando en expresar sus gustos no hay problemas, no obstante, si  anda variando su forma de ser dependiendo del grupo de personas con las que se relaciona, simplemente no tienen un identidad.

Por muy distinto que sean sus puntos de vistas pero que sean fieles con sus ideas, por nombrar un caso el militante UDI, Iván Moreira, siempre ha sido claro en su postura, es pinochetista lo ama y todo pero perpetuamente deja entre ver su postura frente a todo el mundo y no se abochorna por gritar a los cuatro vientos que venera a un dictador.


Dejen de aparentar lo que no son y de una buena vez dejen claro su actitud ante todos, que es mucho mejor tener una identidad propia que andar mendigando en otras personas, aunque el mundo sea prejuicioso jamás se debe negar la propia identidad.