Un tema que está en la palestra, pues claro se cumple 40 años de un acontecimiento que cambiaría la historia de Chile para siempre. Si bien muchos no estuvimos vivos en aquella época nos es imposible quedar ajeno a este gigantesco acontecimiento. Quizás sería más factible evitar el tema y seguir fielmente el discurso de no mirar el pasado y mirar el presente, es decir, tener que olvidar todo lo sucedido como si no hubiese pasado nada. Así de fácil resulta para algunos, sin embargo, si no conocemos la historia ¿Con qué argumentos vamos a cuestionarla?
Chile sabe de Golpes de Estado,
José Miguel Carrera, Carlos Ibáñez del Campo, Augusto Pinochet y entre otros. Sin dudas el que ha originado más revuelo e impacto es
el protagonizado por el dictador bautizado como un personaje de ficción (lástima que lo vivido en Chile no fue un cuento inverosímil). Han pasado los años y la herida no
puede cerrar, por más que muchos intenten, la cicatriz siempre quedará y más
aún si hasta el día de hoy se viven las secuelas del Gobierno Militar.
No caben dudas que la represión
cumple un rol protagonista en los interminables años con Pinochet al mandato, ya que
la opresión era pan de cada día. Prohibido expresar las ideas, manifestarse o
alzar la voz, intenciones excesivamente utópicas para los chilenos que vivieron en
aquel doloroso período de nuestro país. El derecho ciudadano de pronunciar sus
ideales e ir a votar a las urnas yacían algo imposible de concebir, pero sin
dudas el temor que existía en la población era nefasto. Cualquier cosa podía
suceder, nada era predecible si hasta ver pasar tanques a las afueras de tu
casa podía ocurrir o es más, ver a hombres verdes incursionando en el trabajo de la peluquería. Instantes de angustia era lo que vivían los chilenos
testigos de la época. ¿Cómo esa madre le explicaba a su hijo que todo va a
pasar?, de que no tiene nada que temer y las cosas se iban a solucionar. De una
u otra manera los chilenos quedaron traumados para siempre con la Dictadura,
aunque muchos se esmeren en negarlo nadie que vivió aquellos años quedó
indiferente a los acontecimientos sucedidos.
El temor en la población ya es un
gran argumento para que no se olvide este importante suceso, no obstante, hay
otra explicación tan válida como el anterior, me refiero a las violaciones de
los Derechos Humanos. Las crudas vejaciones que se efectuaron no dejan
indolente a nadie ni al más insensible ser humano. Con sólo decir que se
crearon organizaciones con la clara misión de violar los Derechos Humanos (como
el caso de la DINA y luego la CNI) retrata fielmente lo horrible que era el
Régimen y cabe resaltar que estas organizaciones eran hijas de la CIA.
Tras el derrocamiento de Allende
inmediatamente asomaron los presos políticos, quienes fueron brutalmente
torturados, gran parte de ellos nunca más se supo y pasarían a ser parte de los
detenidos desaparecidos. Sin embargo, lo que nadie concibe es que aún hay responsables
de torturas y asesinatos que siguen libres como si nada.
Los relatos de gente torturada
son estremecedores, por ello la impotencia de los sucesos es colosal. La
tristeza de saber lo sucedido con las mujeres detenidas, horribles
humillaciones que tuvieron que soportar, las violaciones sexuales que sufrían
incluso de animales.
El testimonio a continuación
corresponde a una mujer prisionera de la Escuela de Ingenieros Militares
"Tejas Verdes":
“Instada a tener relaciones sexuales con la promesa de una pronta
liberación; obligada a desvestirme, acariciada en los pechos y amenazada de
recibir las visitas nocturnas del interrogador; golpes de electricidad en la
espalda, vagina y ano; uñas de las manos y pies fueron arrancadas; colocada en
el suelo con las piernas abiertas, ratones y arañas fueron instaladas y
dispuestos en la vagina y ano, sentía que era mordida, despertaba en mi propia
sangre; se obligó a dos médicos prisioneros a sostener relaciones sexuales
conmigo, ambos se negaron, los tres fuimos golpeados simultáneamente en forma
antinatural; conducida a lugares donde era violada incontables y repetidas
veces, ocasiones en que debía tragarme el semen de los victimarios, o era
rociada con sus eyaculaciones en la cara o resto del cuerpo; obligada a comer
excrementos mientras era golpeada y pateada en el cuello, cabeza y cintura;
recibí innumerables golpes de electricidad”.
Valiente testimonio de esta
mujer, quien además narraría la situación de sus compañeras que quedaron
embarazadas: “20 abortaron y 15 tuvieron a sus hijos en prisión. 13 mujeres dijeron
expresamente que quedaron embarazadas de sus violadores. De esos embarazos, 6
llegaron a término”.
Concurren muchos más testimonios
de prisioneros (se puede estar todo un día viendo casos de torturas) pero me he
querido enfocar en las aterradoras humillaciones que pasaron las mujeres. De
todas maneras igual existe un sector que prefiere evadir estas situaciones.
Los centros de detención y
tortura son otro gran hito de la
Dictadura, a lo largo de todo el país hubo un centro de tortura, desde la Base
Aérea “Los Cóndores” (Alto Hospicio) hasta la Torpedera Guacolda, Punta Arenas.
“Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron”
Pablo Neruda.
La represión también estuvo
reflejada en el ámbito cultural, ya que no estaba el derecho de la libre
expresión. En Chile se mataron a músicos, pintores, actores, escritores,
cineastas, periodistas y profesores.
Casos emblemáticos hay muchos,
como la cruel muerte de Víctor Jara o el
“Caso de los degollados”, además del exilio que le tocaría vivir a
diversos y destacados artistas, por ejemplo, el famoso “Pin Pon”; en el ámbito
de la música están Illapu, Los Jaivas, Inti Illimani, Quilapayún, ilustres
músicos que sobrellevaron las consecuencias por tener una ideología distinta.
Entonces como vamos a olvidar si cada vez que se escucha “Vuelvo” de Inti
Illimani de inmediato se viene a la mente lo duro que es ser exiliado de tu
país.
En lo económico también hubo una
gran influencia producto de La Dictadura Militar, una herencia que se mantiene
presente como es el caso de la privatización de empresas públicas, apertura del
comercio exterior con el auge exportador de sus principales productos, la
creación de las AFP e ISAPRE, servicios que hasta el día de hoy se pueden
apreciar
Para finalizar, se debe destacar
que inclusive el día de hoy estamos expuestos a la Dictadura Militar, como es
el caso de los modelos económicos, el temor de la población, la Constitución de
1980, nos acordamos con la música y además vemos a funcionarios del Gobierno
Militar ejerciendo cargos públicos.
Por más que pasen los años, por
mucho que políticos ambicionen olvidar lo ocurrido, nunca adquiriremos relegar
los eventos del año 1973 en adelante. Olvidar es un triste desconsuelo y
renegar la historia es una vil postura sellada por la ignorancia.
A lo prolongado de la historia de
nuestro país se han vivido muchas injusticias pero con el paso de los años se
han ido borrando de la memoria, como es el caso de “Matanza de la Escuela Santa
María de Iquique” (que pocos son los que tienen latente el crimen ocurrido el
21 de diciembre de 1907), sin embargo, la Dictadura Militar estará presente en
la memoria del chileno eternamente.
Imposible obviar 17 años de
historia de un país, imposible renegar los crímenes ocurridos, imposible dejar
de lado el quiebre de la democracia, imposible borrar la amargura y desazón, además los que viven
las consecuencias políticas, económicas y sociales somos nosotros, por aquel motivo Prohibido olvidar.